Fernando Quiñones personifica el compromiso social con su ciudad. El desarrollo cultural de la localidad y su contexto se plasman en una obra cuyo escenario es Cádiz, en el cine, el flamenco, el carnaval, la universidad, la Caleta, en "las mijitas del freidor"... Esa voz crítica constructiva nos lleva a esta reivindicación necesaria por parte de la sociedad y la cultura. Los valores constitucionales que emanan desde el pueblo sin presupuesto y sin patrocinio: una voz que busca ser verdadera.
Pasó su infancia y su adolescencia en Cádiz con su abuela paterna. A los quince años, empieza a trabajar en el muelle. En diciembre de 1948 comienza su aventura literaria con la creación de la revista El Parnaso con la que estuvo hasta febrero de 1950 y a la que seguirá Platero, que se publica hasta 1954.
Empieza a escribir en la prensa, una actividad que no abandonó nunca. Una serie de sus artículos periodísticos serán recogidos años más tarde en dos volúmenes, Fotos de carne y Por la América morena, que aglutinan cada uno cincuenta textos.
Terminado el servicio militar, marcha a Madrid donde empieza a trabajar para el Reader's Digest en octubre de 1953 y donde se abrirá paso.
En 1957 empiezan sus viajes por el mundo: Francia, Portugal, Italia, Marruecos, entre otros. En este mismo año publica su primer libro de poesía, Ascanio o Libro de las flores y Cercanía de la gracia con el que había obtenido el accésit del Premio Adonais de poesía en 1956.
Se casó en Milán en 1959 con Nadia Consolani. En ese mismo año nace su hija Mariela. Un año más tarde gana el Premio Literario del diario La Nación de Buenos Aires con Siete historias de toros y de hombres. También en 1960 gana el Premio de prosa de las XII Fiestas de la Vendimia de Jerez con Cinco historias del vino.1 En 1963 nace su segundo hijo, Mauro.
Para Cádiz, y con el deseo de engrandecer su ciudad, crea Alcances, un festival que dirige desde 1968 a lo largo de una década. La muestra, uno de los ejes culturales de la capital gaditana, está dedicada hoy en exclusiva al cine, aunque con Fernando Quiñones al frente tuvo un carácter misceláneo: pintura, música clásica, flamenco, cine, literatura y un sinfín de actividades que dieron vida a los veranos gaditanos. Alcances fue una empresa encomiable que lidió con la falta de medios económicos y con una férrea censura franquista.
También Cádiz le debe a Fernando Quiñones el impulso de la fundación de la Peña Flamenca Enrique el Mellizo, la primera que se crea en la capital gaditana de estas características.
Enamorado de su tierra, de su sur gaditano, una tarde cualquiera, poco antes de morir, al borde del océano Atlántico, Fernando Quiñones se llevó a su mujer Nadia junto al mar y desde allí le dijo: «Nadia, quiero hacerte un regalo: te regalo Cádiz». La ciudad regalará a Fernando Quiñones, justo en ese lugar, el paseo que recibe su nombre.